sábado, 5 de abril de 2008

Habichuelas quemadas


Quemé una olla de habichuelas, porotos, frijoles, como quieran llamarle. No sé que ínfulas de cocinera me dieron. Siendo realista, no es que no sea buena cocinera, si no que no me gusta cocinar, y lo hago tan pocas veces al año que cuando lo hago, se me olvida que lo estoy haciendo, y ufff! tragedia en la cocina. Me quedé dormida, y desperté al cálido olor de habichuelas quemadas. Me dio mucho coraje, pero después me reí sola de mi incapacidad doméstica. De más está decir que quedó como intento frustrado el guiso de habichuelas porque no hubo second part del desafío. Ahora el departamento, huele a habichuela quemada, no es un olor muy grato. He tratado todos los remedios caseros que salen en Internet para apaciguar la peste, pero todo ha sido en vano. Vino hasta el conserje del edificio, aún no sé si me gustó lo que me dijo en el momento: “Sita es que usted es tan despistada que vimos y olimos humo y pensamos que era de su departamento”. Como dice Kico en el Chavo del Ocho: “¿Qué me habrá querido decir?” Regresaré a mis ensaladas y pan con queso, no harm on that.

De ánimos me he sentido mejor. No hay como un viaje caminando desde mi casa al centro para que se me levante la moral. No sé porque a la gringa del reportaje aquel no le gustan los piropos. Ya, y no me salgan las pseudos feministas con que es algo desmoralizador, y los otros miles de calificativos que he leído por ahí. Yo, si me visto linda, me gusta que me lo digan. No me importa si es el Sr. Pedro en el décimo piso de una construcción con su excesiva pronunciación del sh, o Don José me pasa por el lado en la calle y me dice algo que pondría roja a la mejor de las puritanas, o si el minito bien vestido en camino a Escuela Militar, pincha conmigo y me sonríe (¡esto realmente me pasó!)… A mí me gusta, me parece muy simpático, latinoamericano, en US of A no se ve eso. Me encantan mis hombres latinoamericanos por lanzados, atrevidos y hasta patúos!

Ayer encontré en mis viejos archivos en la computadora, música que me hace sonreír. America, el grupo, Simon and Garfunkel, The Mamas and the Papas, Crosby Still Nash and Young, Jim Croce, Cat Stevens, Seals and Crofts y más en la misma onda musical. Creo que mi última vida antes de esta fue en esa época. ¿Habré muerto de una sobre dosis de LSD y renacido justo en el 71? Puede ser. Me la he pasado hippeando, con flores en el cabello, descalza, bailando sola al ritmo de la música. Sin drogas, bueno nicotina no más.

De los encuentros de alfombra andamos algo mal. Mi reloj mental, aún está en el otro hemisferio, o sea que es primavera para mí. Y ando como todo animal en primavera, pero mi querido partner está en pleno otoño. Y me martillo a la cabeza mil veces… FIDELIDAD, LIMARY, FIDELIDAD…

La foto es de cómo me hubiera gustado que quedaran mis habichuelas, se me pasó tomarle una foto a lo que quedó en la olla.

Ahí nos vemos…

CONTINUARÁ

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