domingo, 11 de noviembre de 2007

DOMINGO


Es otro domingo más… Siempre me han disgustado los domingos. Cuando era niña y había pasado un sábado espectacular en la casa de mi abuela y mi tía, despertaba los domingos con un dejo de vagancia que aún me acompaña a los 36 años. Era correr a la ducha por que en la cima de la cuesta de la calle Ruiz Rivera se veía el Toyota SR-5 azul de mi padre. El paseo dominical habitual, o Coamo a comer piraguas de tamarindo y frambuesa, o Santa Isabel a comer empanadillas de chapín o Juana Díaz a comer arroz con gandules y costillas… Y luego el viaje de vuelta a la casa. Creo que esa curva que hay que tomar para entrar a la urbanización donde vivía con mis padres se convirtió en la marca que simbolizó mi odio por los domingos. Llegar a la casa, a la ducha a lavarse el cabello para que la mamá me hiciera rolos, ella empeñada en que tuviera el cabello lacio, y la naturaleza y la herencia haciéndolo cada vez más crespo. Luego los libros, las asignaciones de la semana… No sufría tanto yo por eso, pero ver a mi hermano con cara de frustración por tener que sentarse al lado mío, la genio, ha hacer sus asignaciones, me creó el desdén que tengo al sentarme a estudiar. Pero no iba a escribir acerca de mis interminables domingos… Sólo los menciono porque hoy cuando escribo es precisamente domingo e imagino que tiene que ver mucho con mi estado de ánimo.

Ayer, después de unas cuantas sesiones sexuales, me quedé triste cuando se fue. Ya hace mucho que amanecemos juntos los sábados. Los viernes se han convertido en el “high light” de mi semana y esto me ha comenzado a preocupar. Tengo el temor de estar agarrándome a su compañía porque me siento sola. Lo comparo con los que han pasado, y no es igual, el sexo, pasó a segundo término, aunque es increíblemente SENSUAL todo lo que hacemos. El viernes, amanecer ayer, me emborraché malamente y no me acuerdo de nada, y tengo un sentimiento de culpa entre la piel y el alma, como si hubiera hecho algo de lo que me tengo que arrepentir, pero como no me acuerdo, estoy más que complicá. Y se fue, como todos los sábados, y me dio mucha tristeza, lloré sin saber porqué, o sabiéndolo y no queriendo admitirme a mi misma porqué lloraba… Tengo tantas cosas que hacer, tanto que decidir, que no puedo pensar en esto como lo hago, me quita el sueño… Me podría preguntar a mi misma, ¿me he enamorado? Le temo a mi respuesta, por mis reglas, por mi situación, por que no sé que piensa él que le tiene tanto miedo al amor como yo. Me preguntó, “¿Si te enamoras de mí, me vas a alejar también?” Sabe muy bien mi historia de 10 cortos pero largos meses acá, sabe de mis andanzas, sabe de mis locuras, sabe de mi incapacidad de fidelidad, lo que no sabe es como me cambió el curso con él y que ya no hay búsqueda y que a él mi esencia le es fiel. ¿Cómo le cuento sin romper las reglas del juego?

La cuestión, y para no escribir más porque me aburro yo misma, es que me siento como domingo

5 comentarios:

markín dijo...

Tan directa y limpia, la emoción de un ser.

las reglas están ahí, mostradas. Y que mejor cuando ambos, en complicidad se suerjen en el silencio de quebrarlas. Qui´za por mucho, quizá por poco.

Y es domingo, de letargo... como aqueños años. como este tiempo. En tu realidad.

despiesrta, ya llegará el viernes.
chau.

La Gran Arcada dijo...

señorita, el diagnóstico es evidente:
Caña Bipolar (cagniam bipolaris): Dícese de la caña o resaca que no sólo genera sed y malestar físico sino que también deja una profunda desolación y tristeza en el alma. Convierte el amanecer posterior a una noche de destrucción en un infierno. Algunos síntomas son el llanto, un leve impulso suicida, evocaciones a antiguos amores y realización de promesas que jamás se cumplirán.

La cagniam bipolaris no tiene cura, o sea, se puede evitar dejando la bebida, pero de eso mejor ni hablar. La única manera de atenuar esta caña infernal es distrayéndose con futilidades como historietas, videojuegos, pelis divertidas y de tramas básicas, y que mayor dealer de futilidades que la televisión. Pero OJO, hay que ser cuidadoso, uno queda tan vulnerable que hasta los infomerciales te dejan con un nudo en la garganta. Ni que decir películas como “El color del paraíso” o “El rey de las máscaras”, sencillamente son letales. También se debe evitar leer libros complicados ni escuchar música triste o que traiga recuerdos.

saludos
Casimiro Boamorte

Enrique de Santiago dijo...

Estimada Limary: Bueno creo que cupido paso por tus estancias, y apesar de las reglas que impone el ser humano, el corazón le dice a veces NO a la razón. Un bello estado el del amour, aunque a veces se sufre un poquillo. pero solo vivelo, y el tiempo dirá.
un abrazo

. dijo...

querida limary
gracias por tus mensajes, gracias por tus palabras, me alegro que te gusten mis letras, me siento halagada con tus comentarios, gracias
y yo, no sabría que decirte, estoy en un lio tal de enamoramiento, no correspondido,desamor, intento de pensar en otro/otros para no sufrir la angustia de casi un año de querer sin ningún fruto, más dolor se siente, pero la realidad es una, y debo asumirla

qué decirte...ojalá puedan seguir conteniendose, disfrutandose, y teniendose afecto...el tiempo dirá

un abrazo :)
claudia

Enrique de Santiago dijo...

Amiga se extrañan más entregas, has estado lost en este tiempo.
Saludos